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La vivienda celtibérica tenía las paredes de base de piedra y recrecidos de postes de madera y adobes, rematada con un techado de vigas de madera, cubiertas de paja. La casa reconstruida en Numancia es de planta rectangular y está dividida en tres estancias: una delantera dedicada a labores artesanales (molienda de cereal y tejido), con una trampilla en el suelo para acceder a la bodega; una habitación central o lugar de reunión familiar en torno al hogar, donde dormían y comían; en la parte trasera otra más pequeña, destinada a almacén o despensa. Por una puerta lateral se accede al corral con un pequeño cobertizo para los animales.
La bodega o estancia subterránea estaba destinada a la conservación de los alimentos En la dieta alimenticia de los numantinos predominaban los vegetales, con un peso específico de frutos secos (bellota o nueces) y, ante la falta de vino, bebían “caelia”, cerveza que extraían del trigo fermentado. No obstante, su riqueza era la ganadería.