Las ideas románticas de unidad nacional y resistencia patria se vieron reforzadas a partir de 1808, como respuesta y rechazo hacia la amenaza extranjera, plasmada en la invasión francesa de Napoleón, que hizo aflorar la necesidad de rescatar, nuevamente, las viejas imágenes heroicas de la Historia de España. Se volvió a representar “La Numancia de Cervantes”en el sitio de Zaragoza, buscando la identificación con los numantinos en la heroica defensa de la patria, y se creó en Soria el Batallón de Voluntarios Numantinos, a los que se les consideraba hijos de los numantinos y herederos de la misma causa en su lucha por la libertad contra un poder extranjero.
También fue utilizada Numancia para desarrollar un sentimiento provincial soriano, que afianzara el nuevo diseño de la provincia de Soria, surgido de la reestructuración de Javier de Burgos, en 1833, lo que conllevó una “democratización” del vocablo Numancia, siendo empleado por todos los sorianos como un elemento histórico de identificación colectiva.
En la difusión del conocimiento y la idea de Numancia tuvo gran incidencia la publicación de diferentes síntesis históricas, donde se divulgaban las noticias conocidas acerca de la gesta numantina, como las de Ceán Bermudez (1832), Cortés y López (1836). A esto hay que añadir la influencia que ejercieron los manuales de Historia de España, como el del Padre Mariana, reeditado en 1828, que sirvió de base literaria a la pintura y representaciones históricas del siglo XIX, fomentadas a través de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, que fomentaron la pintura histórica al servicio de la Monarquía., figurando como tema fijo “El Último Día de Numancia”, destacando la obra de Alejo Vera, al servir como referencia para ilustrar la mayor parte de los libros de texto y de los Manuales de Historia de España utilizados en las escuelas, a finales del siglo XIX y gran parte del XX.