Uno de los puntos álgidos y de mayor trascendencia en el uso de Numancia tendrá lugar con el momento de esplendor del Imperio de los Austrias, en tiempos de Felipe II (1556-1589), floreciendo toda una serie de crónicas, de libros de viajeros y de obras literarias que rescataron el tema de Numancia, ya llevada a su correcto emplazamiento, como base ideológica para apoyo del concepto imperial, en este marco hay que situar la tragedia de Cervantes: “La destrucción de Numancia”, que será la obra más trascendente, realizada sobre esta ciudad, hasta nuestros días. Así, cuando sea preciso incentivar en el pueblo los ideales de abnegación, resistencia y valor patrio, se recurrirá a la representación de esta obra. A través de ella, Numancia quedaba incorporada al componente ideológico del Imperio de los Austrias, siempre presente en el imaginario español como el referente de grandeza y esplendor a recuperar; de esta manera, fue incorporada y tenida como símbolo para situarla como ejemplo de lo que fue y debería haber seguido siendo España.