Ciudad siglo I. a.C.
La destrucción de Numancia en el 133 a.C. y el control de la Celtiberia por Roma, no puso fin a los levantamientos, la administración abusiva de Roma provocó sucesivos levantamientos de celtíberos y lusitanos en el 114 a.C. y, más tarde, en el 98 a.C.; T. Didio fue el encargado de sofocar este último, sometiendo entre otras ciudades Termes (Montejo de Tiermes, Soria), en el año 97 a.C. Posteriormente los pueblos celtibéricos aprovecharon la guerra civil de Roma entre los partidarios de Mario y de Sila, poniéndose del lado de Sertorio (seguidor de Mario), quien se apoyó en las tribus indígenas desencadenando las guerras conocidas como sertorianas (82 a 72 a.C.).
Pompeyo, encargado del gobierno de la Hispania Citerior, atacó en el 76 a.C. Numantia y Uxama (Osma), entre otras ciudades, arrebatando a Sertorio el control de la Celtiberia.El estudio del plano de las excavaciones antiguas de Numancia permite delimitar el perímetro de esta ciudad, sobre todo en la zona sur, reflejado en una ampliación semicircular, paralela a la ciudad anterior, correspondiente al cierre de la muralla, de la que se conoce parte de su recorrido, ya que en gran medida quedó cubierta por la construcción de la ciudad romana posterior. Una calle semicircular o de ronda con su arroyo y aceras articula el perímetro de la antigua ciudad con ésta más reciente. La superficie ocupada se acerca a las 9 ha., es decir, es algo mayor que la ciudad antigua. Esta segunda ciudad se relaciona con la base del trazado urbanístico de Numancia, al que se ajustará en gran medida la ciudad imperial romana más moderna. Las calles presentaban cierta irregularidad en su ejecución y trazado y estaban empedradas con cantos rodados de desigual tamaño. En el arroyo se disponían grandes piedras brutas sin ninguna regularidad, para utilizarlas como pasaderas de una acera a otra. El trazado de esta ciudad es el resultado de la adaptación del esquema indígena inicial a las sucesivas ampliaciones y necesidades urbanísticas a lo largo del siglo I a.C.