Numancia no es sólo un yacimiento arqueológico, sino que es además un símbolo de resistencia y la lucha de un pueblo por su libertad. La actitud de los numantinos impactó de tal manera en la conciencia de los conquistadores, que éstos a su vez se sintieron conquistados por la causa numantina, como lo demuestra el hecho de que sea la ciudad celtibérica más citada por los escritores romanos (más de trescientas veces y por veintidós autores), destacando la información más completa y detallada, proporcionada por Apiano Alejandrino, que se informó en Polibio, amigo de Escipión y testigo presencial del cerco y destrucción de la ciudad.
También nombran Numancia Estrabón, Mela, Plinio, Ptolomeo, el Itinerario de Antonino de época del Imperio Romano, y el Anónimo de Rávena del siglo VII. Su resistencia y final heroico será glosada hasta la exaltación, elevando el comportamiento de los numantinos a gesta heroica y proporcionándole de esta manera una dimensión universal. Además, su ejemplo será incorporado a la tradición cristiana por autores, como San Agustín y Paulo Orosio, en la búsqueda de valores a imitar.
Esto explica que la visión de Numancia haya “volado” por encima de la dimensión humana y arqueológica, a través del mito, vinculado a algo tan esencialmente humano como es la lucha por la libertad y la defensa del débil contra el fuerte, fundiéndose en el crisol de la leyenda. Esto explica que en situaciones semejantes en el momento actual, en cualquier lugar del mundo, pueda ser invocado el símbolo de Numancia, como ocurre en el deporte y especialmente en el futbol, donde frecuentemente se alude a la defensa y resistencia numantina.