La primera excavación documentada oficialmente en Numancia se remonta a 1803 y fue subvencionada por la Sociedad Económica Numantina y el Ayuntamiento de Soria. Estos primeros trabajos “arqueológicos” fueron realizados por Juan Bautista Erro y Azpiroz y motivados por el enconado debate que en su época tuvo lugar sobre la primitiva unidad lingüística de España; siendo su objetivo descubrir restos con inscripciones, que permitieran relacionar la lengua de los antiguos numantinos con la vasca.