La necesidad de honrar a los héroes numantinos también se concretó en la construcción de diferentes monumentos sobre el cerro. El primer monumento levantado es de 1842 y quedó inconcluso, resaltando sólo su base o pedestal, donde se dejaron embutidas cuatro placas de mármol que quedaron sin inscribir. La construcción de este monumento fue impulsada por la Sociedad Económica Numantina, que abrió una suscripción popular para recaudar los fondos necesarios; pero esta iniciativa coincidió con la batalla carlista de Bayón, donde perecieron parte de los oficiales sorianos, por lo que los fondos recaudados fueron destinados a las viudas y los huérfanos. Poco más tarde, el Batallón San Marcial, al despedirse de Soria, dispuso otro pequeño pedestal con sencillo remate con la siguiente inscripción: "A los héroes de Numancia, el 2 Batallón del Regimiento de San Marcial, 26 de Junio de 1886". Numancia había sido declarada Monumento Nacional en 1882.
Pero sobre todo destaca el monumento conmemorativo por excelencia, en honor de los Héroes Numantinos, realizado en 1904 a expensas de D. Ramón Benito Aceña (quien costeó también el Museo Numantino) e inaugurado en 1905 por el Rey Alfonso XIII, que hoy forma parte inseparable de la imagen de Numancia y que desde la lejanía sirve de guía para su identificación. Se trata de un monumento sencillo, con un pedestal cuadrado de piedra que sustenta un obelisco que se eleva al cielo. Sobre los cuatro lados del pedestal se dispusieron sendas lápidas de mármol: una con el nombre de "Numancia"; otra con el de los jefes numantinos "Ambon, Leucon, Litennon, Megara y Retógenes"; una tercera reza que "S.M. el Rey Alfonso XIII inauguró este monumento el día 24 de Agosto de 1905"; finalmente la cuarta indica que "se construyó este monumento a expensas del Excmo. Sr. Don Ramón Benito Aceña, Senador del Reino y exdiputado a Cortes por Soria, año de 1904".