Los Celtíberos se organizaban para pelear en grupos de a pie y a caballo. Los infantes llevaban fama de ser rápidos, hábiles y vigorosos. Su pertrecho era ligero: pequeño escudo circular o caetra de cuero; dardo o lanza con el que eran muy hábiles; honda y espada corta, de aguda punta y doble filo cortante, que fue adoptada por los romanos (“gladius hispaniensis”), y casco metálico de doble cimera o de cuero.
La caballería tenía más importancia que en otros pueblos. Adiestraban a los caballos haciéndoles subir por fuertes pendientes y a hincarse o detenerse de inmediato cuando convenía, para ello se conocen duros y fuertes frenos de hierro hallados en las necrópolis celtibéricas, así como pequeñas espuelas, en la de Numancia.
Los jinetes, al igual que los infantes, vestían habitualmente túnica corta, escudo colgado en el lado derecho del pecho del caballo, tahalí con espada corta, una o dos lanzas y, a veces, con casco de doble cimera, como en las monedas, o destocados, como en las cerámicas numantinas. Cuando era necesario auxiliar a la infantería, desmontaban y actuaban como tales e, incluso, el jinete podía ir acompañado de un soldado de a pie. Solamente en momentos difíciles se agrupaban en columna, en forma de cuña.
Jinetes e infantes iban mezclados a la guerra, utilizando la táctica que los romanos denominaron “concursare”, que consistía en cambios rápidos de ataque y huída (guerra de guerrillas), que conllevaba actuación por sorpresa en terrenos de escasa maniobrabilidad para un ejército como el romano: desfiladeros, barrancos y zonas abruptas. Todo ello se apartaba de la concepción de la guerra de un ejército regular como el romano, lo que llevó a los historiadores de la antigüedad a hablar de indisciplina y de grupos de bandoleros.
“Sus habitantes eran excelentes jinetes e infantes (...) causaban grandes problemas a los romanos por su valor” (Apiano, Iber. 76)
Según Estrabón: “cría toda la Iberia… caballos monteses en abundancia…”, “los de Celtiberia son moteados o pintados de varios colores, y si los trasladan a la Hispania Ulterior mudan de color…”, “en agilidad y destreza para las carreras aventajan a los demás pueblos”.
Silio Itálico se refiere a los caballos que cría Uxama (Osma, Soria): “…son fuertes para la guerra, en la que resisten largos años, y con su bravura apenas sufren el freno u obedecen a la voluntad del jinete”.