La Segunda guerra Púnica (218-201 a.C.) entre romanos y cartagineses ponía en juego el control del Mediterráneo de estas potencias, y la presencia por primera vez, de las legiones romanas en la Península Ibércica, la victoria romana significó el control del litoral hispano por parte de la República romana, que progresivamente fue anexionado territorios hasta llegar a la meseta por la vía del Ebro. La primera ocasión en que Numancia es citada por las fuentes grecolatinas será con motivo de las campañas de Marcio Poncio Catón en el año 195 a.C. encaminada a someter a las poblaciones del interior peninsular. En años posteriores la conflictividad va a ir aumentando hasta el año 153 a.C. cuando comenzarán las llamadas ”Guerras Celtibéricas”.
El pretexto para la declaración de guerra estuvo desencadenado por la ciudad de Segeda (El Poyo de Mara, Zaragoza). Esta ciudad estaba procediendo a la remodelación de su territorio, congregando de grado o por la fuerza a las poblaciones cercanas, y comenzó a ampliar su recinto y a construir una nueva muralla de 8 km. de perímetro, lo que provocó el enfrentamiento con Roma, ya que ésta interpretó que se alteraba el tratado de Graco. El Senado envió a Fulvio Nobilior, con un ejército de "poco menos de 30.000 hombres" contra los segedenses, quienes, al enterarse y al no haber acabado de fortificar su ciudad, pidieron acogida con sus mujeres e hijos a los numantinos, que los recibieron como aliados y amigos. De esta manera, Numancia fue arrastrada a la guerra de forma injustísima, al decir de Floro, a pesar de haberse abstenido hasta entonces de participar en los combates.